martes, 21 de agosto de 2007

Peter D'Agostino

Juegos de luz y piedra
En torno a Entre el cielo y la tierra de Peter D’Agostino

En el principio era la imagen. No muy nítida, desplegaba algunos destellos de luz solar, unas sombras. Súbitamente ha aparecido una pirámide, sobre ella la silueta de un hombre que camina con una videocámara. Otra vez la pirámide, geometría que contrasta con el azul pálido del cielo.
En el principio era la luz, un rayo tembloroso de luz sobre la arena, las olas ligeramente alebrestadas, los pasos de hombre, las piedras esparcidas en la arena. Es una arena gris, o café, se deshace en cuanto existe, la desecha el mar. Luego está el andamio, estático, aislado en medio de esa frontera entre la arena y el cielo.
En el principio era la grava gris y el ruido de los pasos sobre ella. Los pies se deslizan alrededor, distribuyen el peso sobre la superficie de grava sobre un techo. Carraspeos de sombras en forma circular.
En el principio es la imagen, no la palabra, no el pensamiento, no la certeza, ninguna seguridad más que el recuerdo de lo mirado y escuchado. Significado…alguno, quizás.
Túneles de la pirámide, piedras, ecos, un grito, murmullos, destello del crepúsculo, pasos sobre la grava que se alejan, cables de luz tendidos al aire, el borde del techo donde ya no hay grava, un hombre camina por la playa, el mar se azota una y otra vez sobre la arena…”el mar, el mar que siempre está empezando”.
Al final es el andamio suelto a la deriva, aparentemente estático en una arena que siempre cambia, al final es la pirámide sola en medio del azul, el cúmulo de grava sobre el techo.
El hombre cree conocer el final y entonces ve llegar otra vez el principio…El hombre conoce el principio, conoce el final, pero no sabe nada. Es la cotidianidad, la rutina, la simulación del rito o del ritmo. Y la repetición no deja de ser la ignorancia, movimiento cíclico, avance que es retroceso, “tiempo paralítico”, “avanza, retrocede, da un rodeo y llega siempre”. Siempre. Siempre. El hombre cree comprender lo que es sempiterno, pero es incapaz de vivirlo. ¿Transmitirlo? Quizás a pesar de sí mismo. ¿Significado?, quizás alguno. El hombre no puede saber nada.
La luz desaparece. Tenemos la certeza, o quizás la esperanza de que en un rato o mañana volverá a ser. El hombre vive creyendo que él mismo volverá a ser. Significado alguno: ignorancia.
Entre cielo y tierra: andamio, piedra y hombre, varados a la espera de un ayer mañana, siempre.

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