jueves, 27 de marzo de 2008

La Maripo S.A.



Ejido El Rosario, Ocampo, Michoacán.



Éste es un atardecer en el rancho.




In memoriam

No puedo pasar esta fecha por alto. Y si he decidido escribir hoy aquí es antes que nada para celebrar la vida de una mujer que predicaba con su ejemplo la paciencia, la templanza y la perseverancia.
Hace cinco años, cuando viajé al funeral de mi abuela pensaba en todo lo que ya no sería igual a partir de entonces. Y en efecto han sido cinco años fundamentales, definitorios, perturbadores. Está por demás decir que en ese entonces no podría imaginarme donde estoy. Sólo podemos definirnos a partir de lo que hemos sido y lo que estamos haciendo, sobre todo esto, pero el futuro es mera ilusión.

La abuela ha quedado atrás. No pocas veces la he soñado. Aparece como si fuera un error su muerte, una mentira y en el sueño me reconcilio con su presencia. Vuelvo a tocar sus manos suaves y apergaminadas, vuelvo a escuchar su voz lenta, apacible, decidida y su tierno recibimiento.
Tantas veces me esperó, tantas veces estuvo atenta a mi llegada. Y yo, cada vez que me iba, lo hacía pensando en la posibilidad que a la vuelta ya no la encontrara. Uno se apega a esta idea y quiere hacerse el fuerte y contempla su ausencia como si lo hubiera esperado siempre.
Pero eso no basta.
Cuando vuelvo a la casa y llega la hora de la comida o, nuevamente, la hora de partir, siento como si todavía fuera la ocasión de ir a buscarla.
¿Cuántas veces ya en la mesa he estado a punto de preguntar dónde está...?
Y entonces me doy cuenta. Y soy yo quien está a la espera.
Sabemos todos que un día partiremos, pero esa conciencia no es suficiente.

Aquí permanece, aquí la recuerdo.
Vives en mi memoria y ese es mi único consuelo, María Trinidad.

miércoles, 19 de marzo de 2008

Leyendo una conferencia de Steiner

Me he dado cuenta recientemente que me gusta leer conferencias. La síntesis y el intento por hacer las ideas accesibles, si bien pueden demeritar el pensamiento original, logran atrapar al receptor inquieto que intenta iniciarse en la complejidad de una Obra, o un Pensamiento. Así, decidí probar el íncipit de unas reflexiones sobre Europa de George Steiner. No me ha dado respuestas muy novedosas, pero me ha hecho preguntas muy importantes y me ha ayudado a formular algunas otras:

"No hay nada que amenace a Europa más radicalmente -'en las raíces'- que la detergente marea de lo angloamericano, una marea que aumenta geométricamente, y los valores uniformes y la imagen del mundo que ese 'esperanto' devorador trae consigo. El ordenador, la cultura del populismo y el mercado de masas hablan angloamericano desde los clubes nocturnos de Portugal hasta los emporios de comida rápida en Vladivostok. Europa, en verdad, perecerá si no lucha por sus lenguas, sus tradiciones locales y sus autonomías sociales. Si se olvida de que 'Dios está en el detalle'.
Pero ¿qué debemos hacer para equilibrar las contradictorias exigencias de la unificación político-económica y las de la particularidad creativa? ¿Cómo podemos disociar una salvadora riqueza de diferecias de la larga crónica de los aborrecimiento mutuos? No conozco la respuesta. Sólo sé que quienes son más sabios que yo deben encontrarla y que ya se está haciendo tarde." La idea de Europa, pp. 63 y 64.



Me he preguntando instantáneamente acerca de la propia diversidad de Nuestra América, como tanto gustaba llamarla Martí. Tan sólo ponerse a revisar las distintas lenguas existentes en Nuestro México da para pensar en la necesidad de conservar todas esas visiones del mundo (si como decía Gramsci todo lenguaje aporta por sí mismo una filosofía). Últimamente he viajado con frecuencia a Michoacán. Sé que los purépechas están haciendo su esfuerzo. Hace casi veinte años se renació la celebración del Fuego Nuevo y en enero me enteré de la existencia de un festival de poesía en dicha lengua. Yo no sé purépecha, pero la presencia de esa geografía del sur de Guanajuato y las distintas regiones de Michoacán, pletórica de esdrújulas, inspira posibilidades interesantes. Además, hoy sólo se necesita una computadora y una conexión a internet para publicar poesía en cualquier idioma. Pero este es sólo un caso entre tantos.
Ahí está el potencial, pero hay tantísimo qué hacer... (De entrada creo que hemos de reconocer los aborrecimientos similares a los que refiere Steiner, muchas veces disfrazados de lástima o falsa compasión hacia las otras maneras de ver el mundo entre los habitantes de este territorio. Somos la diversidad, pero no realmente unida sino conglomerada.)

domingo, 2 de marzo de 2008

Viaje al Bajío


Mina La Carbonera, Trinidad, Querétaro.


Templo de San Francisco, San Miguel de Allende.


Formación de riolita, Bernal, Querétaro.


Claustro de San Francisco, San Miguel de Allende.

Las baldosas de cantera ofrecían la frescura a los pies y recorrían su cuerpo proporcionándole descanso. A esa frescura se agregaba la sombra que siempre agradecía en medio de las jornadas inundadas de sol. Cada paso, por lo demás, una vuelta a la memoria, un avance en la imaginación de una vida pasada; ahora monje, ahora estudiante de filosofía e historia en la universidad virreinal, ahora preparatoriano en los años veinte. Le gustaba sospechar esa vida entre los muros robustos, prestos para el estudio, la charla y la escritura...