lunes, 28 de enero de 2008

I'm so excited

La ansiedad de la primera vez, el sabor deliciosamente novedoso de acercarse a lo desconocido que parece profundamente antiguo o siempre esperado en nuestro inconsciente. Así es esta canción de las Pointer Sisters...El ritmo (ochenterísimo, por lo demás, pero ya un clásico) va subiendo hasta llegar a esa euforia:

"I'm so excited and I just can't hide it.
I am about to loose control and I think I like it."

En muy pocos otros casos nos olvidamos de nosotros mismos para dejarnos devorar por esa construcción que creemos es el otro.

viernes, 25 de enero de 2008

Crees en el otro, ese que aguarda en ti mismo el momento para saltar al rayo de luz. Él es el que será, el que todos nombraremos, el que espera. No tú, que apenas te vislumbras como alguien, de quien apenas vale la pena hablar.

Pero el otro no puede ser sino tu propia invención, tu fantasía, tu ensueño. Y cuándo llega el momento de mirarte en el espejo de la vida cotidiana, cuando te enfrentas a los demás, a sus preguntas sobre tu trabajo, entonces el otro se diluye, se encoge, se arrincona en el salón, encoge los hombros y se tapa la boca. Ese que es la esperanza ha de ser nadie al momento de escribir, al momento de leer, al momento de conversar, pues eres tú quien lidia con el diario ir y venir, con los errores, el fracaso, pero también el desafío, la ilusión (pero ojo, no la confundas con la certeza).

miércoles, 23 de enero de 2008

Presentación "Inmensa minoría"



Antes de comer, Jesús externó el presentimiento de que por algún motivo Casillas no estaría en la presentación. Luisa le dijo que llamara a su oficina para confirmar, pero Jesús dijo que pasaban de las tres y difícilmente lo hallaría ahí.

Al llegar a la escuela, fueron a hablar con Teodoro, el director, Alma y Jesús. Casillas había salido a Puebla, Morelia, Toluca, lo mismo da y por to tanto no estaría. Rápidamente se organizó la mesa: Teodoro tan solo dio la bienvenida.

En seguida Gaby Ynclán hizo una intervención para exponer una situación política que afecta directamente al Foro Usigli donde estábamos reunidos. Se rumorea la privatización de los teatros de SOGEM, lo que implicaría ipso facto la desaparición del tipo de eventos que se llevaron a cabo la noche de ayer. Se hizo mención de una carta-petición de informes sobre dichas decisiones, que de inmediato se puso a disposición para firmas solidarias.

Después habló Jesús, presentó a Guillermo y a Gaby como profesores de la escuela, etcétera. Gaby expresó el entusiasmo provocado por el hecho de que algunos de los miembros de la Generación XXXVII hayan decidido publicar teatro, encomió a seguir escribiendo y a luchar por esos espacios en los que se puedan seguir montando obras de teatro.

Todo ocurría con tranquilidad hasta que Guillermo Vega (ver texto) se autonombró el policía malo de esa celebración. En un comentario amplio sobre las circunstancias en las que se haya la literatura actualmente, la importancia de la escritura y la lectura "en y a través de la computadora", los oligopolios editoriales, la dificultad para encontrar buena literatura entre chorros de mercancía insabora celebró la existencia de seres que insisten en querer escribir.




Y, sin embargo, mostró cierta desilusión por no haber encontrado entre los cuentos de Inmensa minoría una búsqueda aventurada, el verdadero espíritu de desafío y sí una recurrente veneración a los clásicos. Claro estaba que había algunas excepciones donde se mostraba un poco más ese afán retador de una nueva generación de escritores.

Más tarde se llevó a escena Nubes de Aura Carmina Bucio, una obra extraña donde dos hombres pescan pensamientos, los leen y los devuelven a un vacío-espacio-tierra. Jesús leyó entre una intervención y otra Me gusta verte morir ciudad de Carmen Mendoza y Las letras agonizan en mis manos de Elsa Ruiz.

Un escritor que se hallaba entre el auditorio hizo al final una intervención para hablar de la necesidad de luchar por la cultura en un país donde la tendencia es importar ésta, hacerla digerible y venderla. Me llamó la atención un llamado que hizo, al igual que Vega Zaragoza, a poner atención a las transformaciones tecnológicas que implican una revolución de la escritura y la lectura.

Después de esto hubo vino y botana por largo rato.

En fin. Aquí va por cierto un poema que aparece en el libro ayer presentado:

Sombras fantasmas

Penumbras que se desbordan como relámpagos sobre lo diáfano,
columnas de bruma que nublan el horizonte
caen como látigos sobre la espalda emitiendo la sensatez y la prudencia

Cariátides absurdas ante las cuales me subyugo o me derrumbo,
ministerios de la frustración,
jueces inmisericordes vigías del deseo

Las sombras acechan y acosan azuzan y aterran anhelos
los contienen, los denigran
Esperan el instante justo en que caen del montón
para verlos

desmoronarse

a los pies

del sueño

miércoles, 16 de enero de 2008

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Dar click en la imagen para ver invitación en grande

La Generación XXXVII de la Escuela de Escritores de SOGEM invita a la presentación de su libro Inmensa Minoría, Reunión Literaria el próximo martes 22 de enero a las 7 p.m. en el Foro Rodolfo Usigli (Eleuterio Méndez no. 11, esq. Héroes del 47, Col. Churubusco Coyoacán (a tres cuadras del Metro General Anaya).

Autores:

A. Hilda Ariza González
Hernán Becerra Pino

Begoña Borgoña

Aura Carmina Bucio

Alecer Castañeda

Luisa Lacorte

Sergio Langarica

Carmen Mendoza Cámara

César Damarceno Montero Arroyo

Ray Nolasco

Óscar O.

Mario Ramírez Monroy

Alea Reygo

Álvaro Rueda

Elsa Ruiz

Sara Ruiz

Ricardo A. Saracco A.

Juan Eduardo Sequeiro

“María Tabares”

José Adrián Zavala

La compilación está dividida en cuento, poesía y teatro y cada sección tiene una introducción propia, escritas por Eduardo Antonio Parra, Maricruz Patiño y Gabriela Ynclán, respectivamente. La introducción general es del maestro y escritor Gerardo de la Torre.

Comentarán el libro:
Teodoro Villegas, Jaime Casillas, Guillermo Vega Zaragoza y Gabriela Ynclán.

lunes, 14 de enero de 2008

El pastor extraviado

Envuelto ya en las sábanas de la noche, don Carlos esbozaba algunos versos que hablaban del río de su infancia, los colores del paisaje y el silencio fluido del agua. Acomodó la cabeza en la almohada y cerró los ojos. Sintió un malestar en la espalda baja, que lo obligaba a acostarse de lado. Algo lo tenía inquieto los últimos días, un pastor extraviado. Quizás había que buscar nuevamente entre el heno del nacimiento, probablemente detrás de esa cascada simulada que evocaba los paseos con su madre.

Mientras se dispersaba en esa idea fue recorriendo imágenes lejanas en la memoria o, tal vez, la imaginación. Corría en medio de un pastizal y sus pies se hacían volátiles, etéreos y aquello se volvía un levitar de prisa, un traspasar árboles a velocidad inusitada y un desconocimiento de su cuerpo, que era ligero y frágil.

Vio entonces al hombre: barbado, cabello largo, bordón en mano. Don Carlos sintió las piernas por primera vez, caminó a prisa entre el pastizal hasta tener al hombre de frente. Algo que escapaba a su razón lo hizo quedársele mirando quieto a los ojos y descubrir una diafanidad, la tranquilidad que no le habían proporcionado ni la vejez ni la poesía. Reparó en que había desparecido aquel dolor de días. Don Carlos miró hacia atrás para descubrir que lo acompañaban en aparente desorden ovejas morenas y blancas. Miró nuevamente al hombre, en sus manos extendidas descubrió las marcas de la cruz. Creyó comprenderlo todo.