viernes, 11 de abril de 2008

Decir, por ejemplo, el mar.

¿Dónde empieza el final del mar? o más aún: ¿a qué nos referimos cuando decimos mar? ¿Nos referimos al inmenso monstruo capaz de devorar cualquier cosa o esa ola de espuma en torno a nuestros pies? ¿Al agua que te cabe en el cuenco de la mano o al abismo que nadie puede ver? ¿Lo decimos todo con una sola palabra o con una sola palabra lo ocultamos todo? Estoy aquí, a un paso del mar, y ni siquiera soy capaz de comprender dónde está él. El mar. El mar.

Ismael A. Ismael Bartleboom a su adorada.

Alessandro Baricco, Oceano mar, Compactos Anagrama, Barcelona, 1999, p. 40.

1 comentario:

pensamientovisible dijo...

Después de ver tus fotos me hizo sentido, por primera vez en mi vida, la "lluvia de abril". En esta ciudad nunca había llovido agua en el mes de abril y por eso me parecía fuera de lugar, cursi, bequeriana. Ya luego me enteré que en otras latitudes sí llueve y bien. A todo esto, a mí me encantan los charcos de jacarandas y las gotas color lila marchitándose en los parabrisas. Gracias por el hallazgo, monsieur!