lunes, 1 de marzo de 2010

Entonces

Andando por la huerta apareció una hoz, allí donde llevaban el corte segando la maleza, una hoz como con la que cortábamos la alfalfa.
Alfalfa con la que hacías agua los domingos cuando me pedías que saliera a cortar un manojito, la enjuagabas en el fregadero y la metías a la licuadora donde ponías agua limpia del pozo, la endulzabas y nos la tomábamos a media tarde.
Teníamos la media hectárea de enfrente con alfalfa para darle de comer de ahí a los conejos, cuando había conejos.
Y en épocas de apuros hacíamos pacas para vender en el mercado. Antes pasaba con Leopo, que era del único de quien me fiaba para esas cuestiones. ¿A cómo se está vendiendo la paca? Que a este tanto, o este otro. Y con la camioneta cargada me iba para Uruétaro a vender esa hierba verde antes de que ese echara a perder.
Pero la verdad, nos gustaba sembrarla porque se veía tan bonito, sobre todo en los días de julio, la alfalfa enfrente de la casa y al lado los mezquites y los fresnos que se lavaban con la lluvia. Y sí, nos quejábamos porque había muchos charcos y no faltaba quien se le atascara la camioneta en el camino, o se anduviera resbalando en el ramal. Y vente con el tractor, y que los muchachos se suban en la caja de la camioneta para hacer contrapeso.
Sembrábamos trigo porque rendía mucho por hectárea, aunque necesitara más riegos que la cebada. Al cabo que si no había agua de temporal, estaba el pozo. Y a la hora de la cosecha le rentábamos la trilladora a Nando y llevábamos el grano en los camiones grandes. Si no se vendía con uno, íbamos con otro y si no íbamos hasta las harineras. Sí, así era, cuando el pozo daba agua, cuando sembrábamos trigo, cuando llovía, cuando teníamos la alfalfa y los conejos, y también daban.


Gustav Klimt, Huerto frutal.

1 comentario:

Rules Nuñez dijo...

"y un huracán de negras palomas
que chapotean en las aguas podridas"
Me gustó harto!