lunes, 2 de junio de 2008

El sábado finalmente no se proyectó Memoriales perdidos, pero fue una agradable tarde en la que se recordó con humor y nostalgia a Jaime Casillas. Francisco Sánchez, Marcela Fernández Violante, Segio Olhovich, José de la Colina, Víctor Ugalde, Gabriel Retes y Jaime Casillas (hijo) entre otros hablaron de distintos aspectos de la personalidad y las anécdotas de este hombre.

Después de que abogó tanto porque existiera el cineclub de la Escuela de Escritores, no es para menos que lleve ahora su nombre. Ojalá que todo esto fructifique en el desarrollo de tantas posibilidades como sea posible de escribir. Y escribir en español, como decía Jaime. Y no porque se trate de plantar el español como la lengua superior al resto, sino porque es una de las tantas formas de expresar el pensamiento que no puede perderse. Tantos millones de hombres hablaremos inglés, dijo Rubén Darío, ¿Tantos millones de hombres hablaremos inglés?, se preguntó Efraín Huerta. No, tantos millones de hombres hablaremos español, dijo Cortázar (sí, aún su español poblado de galicismos, pronunciado con erres extrañas y situado en la capital francesa, también ese español).

Y escribir para gente inteligente. Y escribir y hacer cine y caricatura y telenovelas y performances, que planteen visiones críticas, historias creativas mamadoras de las tradiciones culturales antiguas, obras teatrales que incidan en la reflexión de nuestras sociedades, ensayos que cuestionen la validez de las reglas.


Y escribir apasionada y disciplinadamente.
Así seremos fieles al espíritu de Jaime Casillas.

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