Por su oído diligente
Por su sabia forma de poner en unos cuantos enunciados las ideas complejas
Por su disposición a cooperar en las tareas mínimas indispensables
Por su pasión radiofónica
Por su capacidad de asombro ante las palabras
Por su inteligencia
Por su contagioso amor al conocimiento
Por su tenacidad
Por sus comentarios de aliento
Por su lealtad
Por la precisión de su memoria
Por su sinceridad
Por su fascinación ante lo diáfano
Por su sensibilidad a la música
Por su ensoñación de la fembra fermosa
Por su discreción
Por los distintos momentos en que hemos compartido música, prosa, canción y silencio.
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