miércoles, 19 de marzo de 2008

Leyendo una conferencia de Steiner

Me he dado cuenta recientemente que me gusta leer conferencias. La síntesis y el intento por hacer las ideas accesibles, si bien pueden demeritar el pensamiento original, logran atrapar al receptor inquieto que intenta iniciarse en la complejidad de una Obra, o un Pensamiento. Así, decidí probar el íncipit de unas reflexiones sobre Europa de George Steiner. No me ha dado respuestas muy novedosas, pero me ha hecho preguntas muy importantes y me ha ayudado a formular algunas otras:

"No hay nada que amenace a Europa más radicalmente -'en las raíces'- que la detergente marea de lo angloamericano, una marea que aumenta geométricamente, y los valores uniformes y la imagen del mundo que ese 'esperanto' devorador trae consigo. El ordenador, la cultura del populismo y el mercado de masas hablan angloamericano desde los clubes nocturnos de Portugal hasta los emporios de comida rápida en Vladivostok. Europa, en verdad, perecerá si no lucha por sus lenguas, sus tradiciones locales y sus autonomías sociales. Si se olvida de que 'Dios está en el detalle'.
Pero ¿qué debemos hacer para equilibrar las contradictorias exigencias de la unificación político-económica y las de la particularidad creativa? ¿Cómo podemos disociar una salvadora riqueza de diferecias de la larga crónica de los aborrecimiento mutuos? No conozco la respuesta. Sólo sé que quienes son más sabios que yo deben encontrarla y que ya se está haciendo tarde." La idea de Europa, pp. 63 y 64.



Me he preguntando instantáneamente acerca de la propia diversidad de Nuestra América, como tanto gustaba llamarla Martí. Tan sólo ponerse a revisar las distintas lenguas existentes en Nuestro México da para pensar en la necesidad de conservar todas esas visiones del mundo (si como decía Gramsci todo lenguaje aporta por sí mismo una filosofía). Últimamente he viajado con frecuencia a Michoacán. Sé que los purépechas están haciendo su esfuerzo. Hace casi veinte años se renació la celebración del Fuego Nuevo y en enero me enteré de la existencia de un festival de poesía en dicha lengua. Yo no sé purépecha, pero la presencia de esa geografía del sur de Guanajuato y las distintas regiones de Michoacán, pletórica de esdrújulas, inspira posibilidades interesantes. Además, hoy sólo se necesita una computadora y una conexión a internet para publicar poesía en cualquier idioma. Pero este es sólo un caso entre tantos.
Ahí está el potencial, pero hay tantísimo qué hacer... (De entrada creo que hemos de reconocer los aborrecimientos similares a los que refiere Steiner, muchas veces disfrazados de lástima o falsa compasión hacia las otras maneras de ver el mundo entre los habitantes de este territorio. Somos la diversidad, pero no realmente unida sino conglomerada.)

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