domingo, 10 de junio de 2007

Lo que se escribe

Palabras que piden ser leídas para incomodar al lector y al autor mismo, quien se sorprende de la autonomía de sus frases. Palabras que ilustran decires y pensares: decires de las cosas bellas, de las cosas injustas, de las cosas aborrecibles, de las vidas desgraciadas, de las gracias de la vida, de las gracias a la vida. Pensares que aflojan por instantes el nudo que ata a las condiciones humanas, a las condiciones terrenas, a la incongruencia de poder soñar más de lo que se puede actuar. Suspiros que alivian el desencanto, la cotidianidad, el espanto, la melancolía, la terca nostalgia, la soledad de los domingos y a fin de cuentas el llanto. Y la sonrisa. Y esa paz que pueden provocar cada uno. Palabras en fin, que liberan al espíritu.

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