Dices: "Iré a otra tierra, hacia otro mar
y una ciudad mejor con certeza hallaré.
Pues cada esfuerzo mío está aquí condenado,
Y muere mi corazón
lo mismo que mis pensamientos en esta desolada languidez.
Donde vuelvo los ojos sólo veo
las oscuras ruinas de mi vida
y los muchos años que aquí pasé o destruí".
No hallarás otra tierra ni otro mar.
La ciudad irá en ti siempre. Volverás
a las mismas calles. Y en los mismos suburbios llegará tu vejez;
en la misma casa encanecerás.
Pues la ciudad es siempre la misma. Otra no busques -no la hay-
ni caminos ni barco para ti.
La vida que aquí perdiste
la has destruido en toda la tierra.
Konstantinos Kavafis
lunes, 26 de enero de 2009
viernes, 2 de enero de 2009
Noche luciérnaga
Para Collado
En pleno zumbido del silencio:
un carraspeo, nomás, primero.
Luego un chasquido por acá,
y un aullido acullá
Mas de pronto,
dos discos trepidantes
chocan tres veces entre sí
Explotan entonces
tropélidos chillidos de metal
devaneo de sílabas en cuerda,
crispante precisión de aire entumecido
un bosque de sombras
y un gemir de luces diminutas
Gotas de luz sobre el silencio
y un borbotón de risa que se confunde en la profundidad de la noche
con el aullido del hambre
y el piar de la esperanza:
fruto impredecible que crece entre carcajadas...
En pleno zumbido del silencio:
un carraspeo, nomás, primero.
Luego un chasquido por acá,
y un aullido acullá
Mas de pronto,
dos discos trepidantes
chocan tres veces entre sí
Explotan entonces
tropélidos chillidos de metal
devaneo de sílabas en cuerda,
crispante precisión de aire entumecido
un bosque de sombras
y un gemir de luces diminutas
Gotas de luz sobre el silencio
y un borbotón de risa que se confunde en la profundidad de la noche
con el aullido del hambre
y el piar de la esperanza:
fruto impredecible que crece entre carcajadas...
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