miércoles, 17 de noviembre de 2010


Foto: E


UNO

Y verás mi rostro cuando los granos del sepia se fundan con los colores del mundo...

Ireri



Dos
Porque la sombra cobra vida, la sombra crea su propia silueta, delinea sus contornos al tiempo que otorga de movilidad a ese apenas murmullo que la constituye. Y de la misma manera en que un hombre común es aquel que nunca será un fantasma, como lo sabía Tario, un hombre insignificante es aquel que desconoce su propia sombra.

Álvaro Rueda, cuadernos póstumos.