lunes, 16 de agosto de 2010

Mundo


Foto: E
UNO
La vida de la modernidad liquida es un ejercicio cotidiano de fugacidad universal, asienta Zygmunt Bauman en su libro "El arte Liquido" para referirse a lo intrascendente que resultan todas las cosas del mundo en esta época del fluir sin sentido.
Sin embargo, para el fotógrafo resulta emocionante el desafío de nadar en las apresuradas corrientes de la vida y lograr captar momentos que sin duda, rompen con la idea de Bauman, pues desde que son abstraídas hasta que son expuestas a alguien más, trascienden el tiempo y cobran sentido.
Por Ireri


Dos


Tres

Un niño camina sobre la arena como cada tarde, pequeñísimo y convencido, el caracol en las manos: está seguro que el atardecer se escapa de aquel objeto marino, grande y rugoso, con ruido de playa cuando se lo acerca a la oreja. Deja al bicho sobre el suelo, un bicho sin animal desde hace quién sabe cuánto, y espera. Escucha a los naranjas desdoblarse mientras se desenredan casi sin ruido, confundidos con las olas. Aquella música de colores incendiados lo invade todo, instalándose sobre el océano mientras la arena cambia de dorados, y el niño se sonríe satisfecho porque empieza la canción de cuna que hay que cantarle al sol para que se oculte, aunque sólo él lo sepa, sombras que crecen alrededor de las aguas.
El mar va y viene, y el niño espera. Cuando las primeras estrellas aparecen, esconde al atardecer otra vez en su sitio, y se mira las manos con asombro. Desde hace meses, todos los días, el atardecer no ha dejado de nacer de su caracol.

Por Lucía


Cuatro

La perspectiva, el uso de efectos visuales, los colores reales y los colores montados, se aglomeran en un todo al que se le puede dar una infinidad de sentidos, o simplemente llamarlo locura. Pues es un mundo de interpretaciones creadas en paralelo a la realidad de la que fue abstraída.

Por Serena