domingo, 21 de diciembre de 2008

A manera de celebración

"I celebrate myself, and sing myself,
And what I assume you shall assume,
For every atom belonging to me as good belongs to you.
I loaf and invite my soul,
I lean and loaf at my ease observing a spear of summer grass.
My tongue, every atom of my blood, formed from this soil, this air"...

Walt Whitman, Song of myself

Va aquí uno de mis favoritos. Por favor, quien lea, tome el tiempo y disfrute y suspire y haga una pausa y vuelva a disfrutar...

Otro poema de los dones

Gracias quiero dar al divino Laberinto de los efectos y de las causas

Por la diversidad de las criaturas que forman este singular universo,
Por la razón, que no cesará de soñar con un plano del laberinto,
Por el rostro de Elena y la perseverancia de Ulises,
Por el amor, que nos deja ver a los otros como los ve la divinidad,
Por el firme diamante y el agua suelta,
Por el álgebra, palacio de precisos cristales,
Por las místicas monedas de Ángel Silesio,
Por Schopenhauer, que acaso descifró el universo,
Por el fulgor del fuego,
Que ningún ser humano puede mirar sin un asombro antiguo,
Por la caoba, el cedro y el sándalo,
Por el pan y la sal,
Por el misterio de la rosa, que prodiga color y que no lo ve,
Por ciertas vísperas y días de 1955,
Por los duros troperos que en la llanura arrean los animales y el alba,
Por la mañana en Montevideo,
Por el arte de la amistad,
Por el último día de Sócrates,
Por las palabras que en un crepúsculo se dijeron de una cruz a otra cruz,
Por aquel sueño del Islam que abarcó mil noches y una noche,
Por aquel otro sueño del infierno,
De la torre del fuego que purifica
Y de las esferas gloriosas,
Por Swedenborg, que conversaba con los ángeles en las calles de Londres,
Por los ríos secretos e inmemoriales que convergen en mí,
Por el idioma que, hace siglos, hablé en Nortumbria,
Por la espada y el arpa de los sajones,
Por el mar, que es un desierto resplandeciente
Y una cifra de cosas que no sabemos
Y un epitafio de los vikings,
Por la música verbal de Inglaterra,
Por la música verbal de Alemania,
Por el oro, que relumbra en los versos,
Por el épico invierno,
Por el nombre de un libro que no he leído: Gesta Dei per Francos,
Por Verlaine, inocente como los pájaros,
Por el prisma de cristal y la pesa de bronce,
Por las rayas del tigre,
Por las altas torres de San Francisco y de la isla de Manhattan,
Por la mañana en Texas,
Por aquel sevillano que redactó la Epístola Moral
Y cuyo nombre, como él hubiera preferido, ignoramos,
Por Séneca y Lucano, de Córdoba
Que antes del español escribieron
Toda la literatura española,
Por el geométrico y bizarro ajedrez
Por la tortuga de Zenón y el mapa de Royce,
Por el olor medicinal de los eucaliptos,
Por el lenguaje, que puede simular la sabiduría,
Por el olvido, que anula o modifica el pasado,
Por la costumbre, que nos repite y nos confirma como un espejo,
Por la mañana, que nos depara la ilusión de un principio,
Por la noche, su tiniebla y su astronomía,
Por el valor y la felicidad de los otros,
Por la patria, sentida en los jazmines, o en una vieja espada,
Por Whitman y Francisco de Asís, que ya escribieron el poema,
Por el hecho de que el poema es inagotable
Y se confunde con la suma de las criaturas
Y no llegará jamás al último verso
Y varía según los hombres,
Por Frances Haslam, que pidió perdón a sus hijos por morir tan despacio,
Por los minutos que preceden al sueño,
Por el sueño y la muerte, esos dos tesoros ocultos,
Por los íntimos dones que no enumero,
Por la música, misteriosa forma del tiempo.

Jorge Luis Borges

viernes, 19 de diciembre de 2008

De razas puras...

Pues, he aquí una cápsula de sabiduría de uno de esos viejos demiurgos que hoy llamamos intelectuales. Pero qué cosa es la figura del intelectual, sino una forma contemporánea de nombrar a los lúcidos ancianos de la tribu.

Por cierto, si alguien sabe de otro video del maestro Carpentier, por fa pásenme la página, me gustaría verlo disertar sobre otros temas.

para siempre

-Esto es para siempre- decía ella en una de tantas noches cuando caminábamos por las calles del centro de Coyotlán, tantas veces nuestras.
Este preciso instante puede ser para siempre. ¿Qué es la eternidad, sino la memoria? Danzan los recuerdos de un lugar a otro en el extenso campo de la memoria. Somos memoria, el argentino, aquel descendiente de soldados sudamericanos y pastores protestantes, acertó en esa idea. Nuestra memoria, construida en buena medida de olvido, da todo el sustento a nuestra existencia. Soy a partir de lo que recuerdo y vive en mí, engendrado en la infancia y demás segmentos del pasado.

Todo está en cómo vivimos esos recuerdos, una vez que se asume el pasado como la catarata de memoria que desemboca en la poza del presente siempre cambiante, siempre nueva. Hemos de lidiar con el pasado, o bien ignorarlo, pues también es verdad que no existe otro olvido verdadero que la indiferencia. Recibir entonces los borbotones de pasado, saber cómo gustarlos y decidir nadar en ellos o salirnos a secar un rato al sol, pero también contemplarnos en el reflejo de nuestro presente, reconocernos distintos cada día en en ese espejo movedizo.

-Y deja ya de hablar en infinitivo, esa suerte de imperativo tieso-, me digo ahora a mí mismo. Vive y escribe a partir de los sueños, los deseos, las fantasías; no del pasado... (-Te vuelves a dirigir a ti mismo en imperativo.) En fin, habrá que seguirlo trabajando...

lunes, 8 de diciembre de 2008

abandono de la memoria

-Todos los recuerdos pueden ser reescritos- decía ella. Yo solía no creerlo y me hundía en esas melancólicas ensoñaciones del pasado, aferrado a memorias lacerantes generadoras de una nostalgia espesa y duradera. Pero el masoquismo tiene límites claros y tajantes que uno bien reconoce y asume o bien ignora para seguir solazándose en el dolor de la memoria. Aún, las cosas no ocurren de un día para otro y hace falta ir digiriendo la idea para que no nos tome por sorpresa (apenas lavando la ropa sucia) el presente. Él llegará de todas formas y no descansará hasta abrirle la puerta y recibirlo en el antecomedor, pues aunque trae prisa no desea solamente pasar por un café. Bienvenido sea entonces el presente, traiga lo que traiga consigo. Vamos, lo escucharé. Ya voy, sí, ya oigo que están llamando a la puerta...